El contacto piel a piel es muy importante
como medio de comunicación entre un bebé pequeño y su madre o incluso su padre.
Dado que este pequeño ser que tiene poco
tiempo de nacido no sabe hablar, y ha llegado a un mundo extraño, frío,
agresivo, luminoso y que en general le atemoriza, el contacto entre ambas
epidermis lo calma, lo ayuda a pasar por ésta transición de una manera más
cómoda.
Este contacto, ha sido una práctica
ancestral en muchas civilizaciones. Sin embargo con la institucionalización del
parto, se ha perdido en occidente. Se ha
retomado en la práctica humanizada del
parto.
Este método que originalmente fue
instituído en los recién nacidos sanos, también se usa en los bebés pretérmino
y se conoce como “método canguro”, surgió en 1978 en la ciudad de Bogotá Colombia
como una respuesta a la falta de incubadoras y de recursos para las unidades de
cuidados intensivos neonatales.
El contacto piel con piel, se ha definido
como la técnica que consiste en poner al recién nacido en contacto con el pecho
y abdomen desnudo de su madre, inmediatamente después del parto, incluso antes
de cortar el cordón umbilical y mantenerlo en esa posición el mayor tiempo
posible, durante la primera hora de vida, aprovechando el estado de alerta
tranquila del niño. Se debe tratar que el niño tenga su primera experiencia de
lactancia en el pecho de su madre durante este período, aunque no es
imprescindible que mame, basta con que su lengua tome contacto con el pezón de
su madre.
Los componentes originales de la
intervención (contacto prolongado piel a piel-posición canguro, nutrición
basada en leche materna y salida temprana en la posición canguro), han sido
científicamente probados en estudios experimentales y de observación, y han
demostrado ser una alternativa efectiva y segura para cuidar al recién nacido
de bajo peso de nacimiento, en las unidades de cuidado mínimo después de su
estabilización. Ofrece ventajas adicionales con respecto a la facultad de la
madre y el vínculo de la familia con el niño.
Se debe ofrecer como una rutina a todo
recién nacido con un peso < 2.000 g. al nacer o con una edad gestacional de
menos de 37 semanas.
Algunos de sus efectos son: mayor ganancia
de peso, menor número de infecciones hospitalarias, mejor regulación de la
temperatura, mayor duración de la lactancia materna, menor tiempo de
hospitalización, mejor vínculo
madre-hijo, menor sensibilidad al dolor dentro de la unidad de cuidados
intensivos, disminución del estrés que los bebés pueden sufrir en esas
condiciones, así como mayor coeficiente intelectual.
FUENTE:
LUCCHINI RAIES, Camila; MARQUEZ DOREN,
Francisca y URIBE TORRES, Claudia. Efectos del contacto
piel con piel del recién nacido con su madre. Index Enferm [online]. 2012,
vol.21, n.4 [citado 2014-08-05], pp.
209-213 . Disponible en:
<http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962012000300007&lng=es&nrm=iso>.
ISSN 1132-1296. http://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962012000300007.
Escrito por : Yeshica Rojas Campos.
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